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Muchos de vosotros aún tendréis el regusto del asado en vuestros paladares, muchos de vosotros estaréis arrepintiéndoos de lo comido en Navidad y otros pensando lo que comeréis en Noche vieja y Año Nuevo…¿Y luego qué? Gimnasio, deporte…pero algunos sucumbiréis a los brazos de alguna de las dietas milagro que siguen nuestros famosos, como es el caso de la dieta Dukan. Si es os recomiendo que sigáis leyendo la entrada, y si no es así también, porque no deja de ser curioso.
La dieta consiste en varias fases. Durante las dos primeras semanas hay una ingesta masiva de proteínas y una prohibición total de carbohidratos, como son el pan, pasta, cereales, etc. Durante la segunda fase se introduce la ingesta de verduras hervidas y frutas. En las dos últimas fases se va a recuperar de forma progresiva la ingesta de carbohidratos para dejar la ingesta intensiva de proteínas a un único día de la semana. Lo que ocurre es que durante estas últimas fases la mayoría de la gente recupera o supera el peso que ya tenía y vuelve a la primera fase donde se nota la pérdida de peso. El problema es el origen de esa pérdida de peso y el peligro que ello conlleva.
Si reducimos la ingesta calórica en 500 Kcal diarias se pierden entre 800 y 900 g por semana. En cambio si se reduce la ingesta de carbohidratos a cambio de una mayor ingesta de proteínas se puede llegar a perder entre 2 y 3 Kg por semana. La pregunta inevitable es, ¿cómo es posible?
Como muchos de vosotros sabréis el cuerpo humano intenta mantener la glucosa a unos niveles constantes. La fuente principal de glucosa son los propios hidratos de carbono que se ingieren de la dieta, pero cuando hacemos ejercicio, y la demanda es mayor, o directamente cuando no ingerimos comida con hidratos de carbono el cuerpo tiende a utilizar las reservas.
La principal reserva de glucosa es el glucógeno. Por su estructura molecular por cada gramo de glucógeno quedan inmovilizados dos gramos de agua. Si tenemos en cuenta que hay unos 200 g de glucógeno de reserva en el hígado y 400 g en el músculo perdemos un total de 1 kg por dicha inmovilización (simplemente por pérdida de agua).
Pero además, como ya sabéis, en el cuerpo hay tejidos que sólo pueden utilizar la glucosa como fuente de carbono, como es el caso del tejido nervioso central. Si los niveles de glucosa en sangre no son capaces de abastecer la demanda el hígado genera lo que se conoce como cuerpos cetónicos.
Los cuerpos cetónicos son polianiones capaces de filtrar a través del glomérulo renal. El problema es que no son reabsorbibles, de tal forma que se acumular en el túbulo distal y colector y no permiten la reabsorción de agua provocando lo que se conoce como poliuria (se orina muchísimo más que antes de empezar la dieta). Es decir, todo el peso que se pierde durante las primeras semanas se corresponde única y exclusivamente a una deshidratación masiva provocada por los dos efectos comentados anteriormente.
Por otro lado si llevamos esta situación durante mucho tiempo os sorprenderá los graves problemas que puede acarrear. Los cuerpos cetónicos también son ácidos y su presencia en sangre provoca bruscos cambios en el pH. La acidificación producida debe ser corregida rápidamente porque la acidificación provoca, entre otras cosas, cambios en la propia estructura de la hemoglobina disminuyéndo la afinidad de ésta por el oxígeno dificultando la respiración. Esta situación debe ser corregida, y la forma más rápida es tamponar esta bajada con el tampón fosfato y carbonato. La forma más fácil de obtenerlos es mediante la degradación de la matriz ósea, por tanto con el tiempo la pérdida masiva de dicha matriz produce osteoporosis. Con dicha degradación se incrementa la concentración de calcio en sangre y el riñón se ve superado produciendo también calciuria y problemas de cálculos renales.
Pero además esta situación provoca una acumulación de acetil CoA resultante de la degradación de ácidos grasos para la producción de los cuerpos cetónicos que provoca un bloqueo en la ruta de la glicólisis, esto junto con la inhibición de la hexoquinasa da lugar a que la poca glucosa que quede circulando en sangre (proviniente de la gluconeogénesis) no pueda ser captada porque no es fosforilada y por tanto entra y sale de las células sin más. Esta acumulación, junto con la inhibición de IRS-1 por aminoácidos como la leucina da lugar al bloqueo de la cadena de transducción del receptor de insulina y da lugar a la resistencia de insulina y a la larga a padecer diabetes de tipo II.
¿Se adelgaza? La respuesta es claramente sí, ¿pero a que precio? ¿Realmente vale la pena maltratar nuestra salud de esta manera? Yo siempre recomiendo lo mismo, el truco es no comer más de la cuenta y llevar una dieta equilibrada, comer poco y de todo es la clave. Si es cierto que estos días nos hemos pasado compensadlo con comidas más ligeras durante el resto de semana para depurar…eso es todo.
Texto extraido de: http://biogenmol.blogspot.com/2011/12/dieta-dukan-no-gracias.html
Sinceros agradecimientos por su labor a
David Talens Perales Licenciado en Biología por la Facultat de Ciències Biològiques de la Universitat de València.
Chantal Deruelle Micó Licenciada en Biología por la Facultat de Ciències Biològiques de la Universitat de València y estudiante de postgrado.
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